Sucedió en el tren

Sucedió en el tren

Habían transcurrido diez años desde que nos separamos con un simple “adiós”, ni siquiera nos dimos un apretón de manos. Ya nada nos ataba y una nueva vida parecía abrirse para los dos. Solamente una sensación nos unía todavía, la de que no volveríamos a vernos; a pesar de todo te añoraba, siempre estabas ahí.

Pasado ese tiempo, una noche oscura, fría de febrero, efectuaba un viaje corto, sin equipaje, sin libro, sin compañía, uno de esos viajes en que nadie sale a esperarnos al andén, que se realizan en trenes semivacíos con fuerte olor a carbonilla.

En el largo y extenso pasillo del vagón de primera, parpadeaba una luz mortecina que apenas permitía vislumbrar a los escasos pasajeros. Al azar, abrí la segunda puerta y no daba crédito, eras tú, enfundada en un precioso traje, fruto de tu buen gusto que te hacía como siempre tremendamente
atractiva.

Rápido, me reconociste, observándome con una mezcla de asombro y escepticismo. Me senté frente a ti; la discreta penumbra acercaba nuestras miradas, aunque permanecíamos callados.

Por fin fui yo el que quebró el silencio haciéndote una pregunta tonta, muy tonta- ¿Te molesta el humo? y de tus sonrosados labios salió un “no” rotundo. Vaya interrogante simple, desatinado, absurdo, me dije, si ya sabía de antiguo que no le incomodaba.

Roto el hielo proseguimos nuestro itinerario. El viaje insospechado a altas horas, solos, en un departamento de primera, se convirtió en una comedia entretenida presos de una aventura mucho más dulce cuando no se espera. Evocando lo vivido, experimentamos un placer inexplicable, al sentirnos tan lejos y tan cerca. Yo te hablé, tú me hablaste largo y tendido, intercambiando emociones, pesares, con palabras, con gestos, hasta atrevido, sentí por un instante la necesidad de acariciarte, pero me conformé con lanzar un piropo a tus ojos que aún no había olvidado y sonrió tu labio medio estremecido y es que la emoción del inesperado encuentro me hacía osado.

No nos reprochamos nada ¿Qué hubiéramos conseguido llevando a aquel momento pasados sinsabores? Fue más humano enterrar antiguos resentimientos. La reconciliación era imposible. Sin llegar a decírnoslo lo sabíamos los dos, así que disfrutamos los instantes como unos nuevos amigos.

En nuestro común recorrido, yo llegaba a mi destino, antes que tú, y a punto de agotarse el camino, abandoné fuertemente mi mano sobre la tuya, como quién lo hace sin querer. Fue el instante decisivo; dentro de ti vi el violento choque de presente y pasado y un no desear detener tu mirada en mí demasiado tiempo.

Doliente, afligida, a media voz me suplicaste: “suelta”. Habías encontrado palabra que simbolizaba nuestra eterna despedida. En días sucesivos intenté borrar de mi mente lo sucedido pero la fortuita
coincidencia acrecentó mi nostalgia. Sin tardar en el tiempo, una tarde perdido entre la niebla, de nuevo me subí al tren sin rumbo fijo, soñando con otra casualidad del destino.

Ya sentado, acompañado de tu sobra, el frío del vagón se dejaba sentir y un denso vaho cubría el cristal de la ventanilla; sobre él deslicé mi dedo y dejé impreso un “TE AÑORO”, a sabiendas de que los primeros rayos de sol de la mañana, borrarían para siempre mi sueño.

MANUELA ORTEGO MORAGA

Publicaciones Relacionadas:

10Comentarios

  • Avatar
    okbet
    jun 2, 2023

    There's no doubt i would fully rate it after i read what is the idea about this article. You did a nice job. online casino games

SERWIS CANAL+ WARSZAWA

Dekoder cyfrowy z anteną satelitarną oraz autoryzowany z ustawieniem i montażem na terenie warszawy oraz województwa mazowieckiego

pl-PL

  • Avatar
    ago 29, 2023

    < Prestashop 1.6 content MODULE -->